Si le preguntas a un Nahuatlaca, (alguien que habla la lengua náhuatl) que significa Macehualli quizás te dirá lo que me dijo un jornalero Nahuatlaca. Pues quiere decir “indito.” Pero si consultas con personas estudiosos del Náhuatl te dirán que son los merecedores de honor por su trabajo. Otros dirán vasallos tratando de compararlos con la sociedad europea. Pero la verdad es que el Macehualli es el “merecedor” el que “merece honor por su trabajo.” El Macehualli fue el que construyo las grandes obras de los centros ceremoniales en Tenochtitlan y las otras tantas obras de centros ceremoniales que aún existen por todo México desde Arizona hasta el centro del continente. El Macehualli usaba la colectividad para construir las grandes ciudades a las cuales los europeos al compararlas con Sevilla, o Madrid, o Granada dijeron que ninguna se comparaba con la arquitectura o la organización de los Macehualli. Hoy en día el Macehualli sigue construyendo, pero en lugar de honor sufre persecución, hostigamiento, explotación y racismo por parte de los gobiernos, la sociedad, y los patrones que los necesitan para construir edificios, limpiar sus jardines, o trabajos temporales.
Sin embargo, el Macehualli sigue siendo noble, valiente, y aun pisoteado por una sociedad norteamericana racista tiene la dignidad para luchar en contra de las injusticias como fue el caso de la lucha contra el Sheriff Joe Arpaio, La Ciudad de Phoenix, El Estado de Arizona, elevando la lucha a través de Tonatierra y la organización jornalera. Los jornaleros aglutinados en la organización de La Red Nacional de Jornaleros liderearon la lucha nacional e internacional contra los acuerdos 287 G que convertía al policía en agente de migración. También fue el Macehualli uno de los primeros en organizarse en contra de la ley racista de Arizona SB1070. Para muchos esto simplemente fue un movimiento político en contra la discriminación y por reclamar “nuestros derechos” civiles de igualdad en estados unidos. Sin embargo, esta observación dista mucho de entender el trasfondo ancestral milenario de una lucha espiritual, política, y social que se viene dando desde 1492 cuando chocaron las civilizaciones judeocristianas con los pueblos originales enraizados en conceptos de harmonía con la Madre Tierra, los cuatro elementos de la vida, las cuatro direcciones. y nuestra relación milenaria con los otros habitantes de la creación como son los seres que nadan en el agua, los que vuelan por el aire, los plantados en la Tierra, los de cuatro patas, y los de dos pies.
Para los Macehualli que lucharon contra el Sheriff Joe Arpaio era una lucha más allá de la lucha por no ser deportados. Era una lucha por la sobrevivencia de los pueblos originales. Era contra las líneas divisorias como dice Antonio Laguna en su canto “Dios jamás la puso allí.” Algo que se vio muy claro cuando los Macehualli decidieron correr de océano a océano saliendo de las playas de Santa Mónica California en marzo del 2006 y presentarse en el pleno de las Naciones Unidas en mayo del mismo año después de llegar a las Playas de Nueva York. Solo 5 corredores tenían documentación como pasaportes o visas. El resto corrieron con el compromiso de que como pueblos ancestrales tenían el derecho de caminar por nuestras propias tierras ancestrales. Por eso cuando corrieron por tierras infestadas de migras no corrieron como “ilegales” ni como indocumentados, corrieron como pueblos originales. Y cuando la patrulla fronteriza agarro a Félix Ortiz unos de los Macehualli, afuerita del pueblo de Sierra Blanca, el nunca se identificó como indocumentado. Después de 24 horas resistiendo interrogatorios lo tuvieron que dejar ir porque él sabía que tenía el derecho de caminar por estas tierras donde caminaron sus antepasados. El ya no era indocumentado, ni “ilegal,” él era parte de la madre tierra con todo el derecho de correr por ella. Eso es algo que los abogados entrenados en la jurisprudencia basada en la mentira de las Bulas Papales de 1493 no alcanzan a comprender. Están limitados en los parámetros impuestos por las leyes y los derechos civiles que son controlados por el estado. Los derechos humanos son derechos ancestrales que ningún estado o corte civil nos puede impedir. La lucha contra Arpaio y la lucha contra la SB1070 para nosotros en Tonatierra era más allá de la lucha por una legalidad o un permiso de trabajo.
Si no se entiende el trasfondo quedamos sin entender la profundidad de la lucha Macehualli, no solo como una lucha social, sino una lucha por recuperar la memoria atrofiada por más de 500 años de ocupación territorial, pero también ocupación espiritual y mental de los pueblos originales de la Madre Tierra, no solo aquí en las antiguas tierras de Aztlán sino los pueblos originales de Abya Yala (América) y el mundo entero. Amoxtli Macehualli es un recuento de una lucha en contra del Sheriff Arpaio que comenzó en 2007 pero que tiene sus raíces en 530 años de ocupación europea en las tierras ancestrales de Abya Yala.
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